Hace 39 años, el Crucero ARA General Belgrano, tenía más de cuatro décadas de operaciones y era uno de los buques estadounidenses, sobrevivientes de la Segunda Guerra Mundial. Salió ileso del ataque japonés a Pearl Harbor, el 7 de diciembre de 1941.
El 16 de abril de 1982, el buque zarpó hacia Islas de los Estados, para defender la línea de la costa, vigilar los accesos desde el sur a la zona de las islas e interceptar la flota enemiga de ser requerido.
El 1 de mayo, comenzó la Guerra de Malvinas con el bombardeo británico a Puerto Argentino. Al día siguiente, la Armada programó un contraataque a todo o nada, de la mano de su aviación. El portaviones 25 de Mayo, sería el encargado de transportar a las máquinas que llevarían a cabo, el primer combate aeronaval después de la Guerra de Corea (1950-1953).
El Crucero General Belgrano lideraba el grupo de buques que en un juego de pinzas, atacaría a las naves británicas que intentarían escapar de la zona de fuego.
Pero las condiciones climáticas impidieron la puesta en marcha del plan. Sin el viento necesario, los aviones no podían partir con la carga de misiles necesaria y los dos tanques de combustible a full.
Cuando el Belgrano buscaba salir de la zona de exclusión, fue atacado por el submarino nuclear Conqueror. De los 1093 tripulantes, murieron 323, casi la mitad del total de muertos argentinos durante la guerra.
Primero una tremenda explosión y luego se cortó la energía. El Belgrano comenzó a elevarse por una de las puntas, cuando se escuchó una segunda explosión. Faltaban 15 metros de barco en la proa.
Cuando el barco alcanzaba una inclinación de 20 grados, se inició el abandono del buque en las balsas salvavidas.
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Informe Rattenbach: “Al Reino Unido, vencedor de la contienda, le queda hoy el análisis desapasionado de su conducta durante el conflicto. De este análisis surgirá, a no dudarlo, el hecho intrínsecamente cruel por innecesario, cual fue el hundimiento del Crucero ARA General Belgrano. Su responsabilidad por este acontecimiento, además de otros de menor cuantía, es insoslayable”.