Miguel Angel Molfino, escritor, detenido en la última dictadura militar, contó en el programa Justicia en Sintonía de Radio Nacional sus vivencias en prisión: “en la cárcel siempre dibujé y escribí, que son dos formas de huir, y en 1984 cuando recordamos la masacre de Margarita Belén, yo salí en diciembre de 1983, se me ocurrió hacer algo y con otros compañeros dijimos, vamos a hacer una pintada, y se me ocurrió hacer un logotipo estético que recuerde a los compañeros fusilados, tenía que ser lo suficientemente simple para quien lo desee pueda reproducirlo. Siempre admiré a algunos plásticos internacionales y me detuve en El grito, de Munch, para hacer las caras, también pensé como serían los cuerpos recibiendo los balazos, un día salimos con mi hermano Gustavo, en un Renault 12, y se me ocurrió hacer las heridas en rojo, e hicimos una silueta en una pared que encontramos. Después con otros compañeros empezamos a organizar mejor las pintadas y en una noche, entre varios, podíamos hacer varias. Así nacieron las siluetas. A los pocos días la repercusión fue grande, e incluso hubo quienes se acercaron a felicitarme, Branco Capitanich entre ellos. Y eso quedó como un sello identitario de la masacre, un ritual que se repite cada año”, expresó.
Molfino agregó: “si hay algo en lo que creo, es en la lucha y que con ella se puede vencer cualquier obstáculo o salvajada. Después de los juicios a las Juntas y lo que hicieron los gobiernos de Alfonsín y Menem, era difícil creer que habría justicia. Nunca perdí la esperanza de que alguna vez habría juicio y castigo, el juicio y condena sí se iban a producir, pero mi miedo era que solamente estuvieran dos o tres meses presos y después lo mandaran a sus casas, y así pasó. Pero mi hermano, que es fotógrafo y trabaja en Buenos Aires, los registró en las calles, paseando, y esa obsesión de cazador, determinó que volvieran a la cárcel, porque realmente se dedicó a cazarlos en sus casas. Hay que decir que la derecha siempre estará al acecho para petardearnos. La sociedad civil es la que debe ser articuladora del poder político, del poder judicial, del poder ciudadano”.
Molfino también analizó la situación actual de los que continúan trabajando con los Derechos Humanos: “hay que hacer un trabajo de masas para que las agrupaciones, partidos y frentes se fortalezcan en la formación y entrenamiento de cuadros. No obstante hoy, los juicios que se están realizando en el Chaco, como en el caso de la Nueva Causa Caballero, de la Contraofensiva, de Campo de Mayo y otros, son pasos muy fuertes para cumplir con la sentencia que dice Memoria, Verdad y Justicia, Juicio y castigo a los responsables, cárcel común”, terminó.
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