Sebastián Sal, abogado de 43 mujeres que denuncian al Opus Dei por haber sido reclutadas por la organización cuando eran adolescentes con la promesa de darles educación, pero les enseñaron a limpiar, cocinar, planchar y otras tareas de la casa, que hicieron gratuitamente durante décadas.
Además señalan que fueron privadas de la libertad, obligadas a usar métodos de mortificación corporal como uso del cilicio y autogolpes con soga.