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Hoy el periodismo

 

Se lo adjudican a GABRIEL GARCÍA MARQUEZ, aunque fue un pronunciamiento de su amigo, colega y mejor difusor de su primera obra aclamada -Cien Años de Soledad- nos referimos a Tomás Eloy Martínez. Tucumano. Crítico. Severo. Sesgado.  Doliente escritor de biografías que nadie le pidió. Soberbio escritor de novelas que merecen ser leídas.

Distinguir al escritor del periodista es tarea de académicos. Junto a García Márquez y Rodolfo Terragno fracasaron en la creación de un periódico que hasta nombre tenía: EL OTRO.     Lo tremendo es que desde esos fracasos, Tomás Eloy Martínez, terminó prestando su pluma a las trituradoras de sentido popular como fue –y es- el diario La Nación y su análogo madrileño –otrora imitable diario- El País.

Preguntarse hoy ¿qué es ser periodista? puede resultar una de esas tantas consultas estériles

Hacer periodismo puede tener tantas lecturas como públicos capaces de leer haya.

Los hitos del PERIODISMO tanto fundacional como actual no responden a lo que las escuelas del eufemismo “comunicación social” pretenden. La asepsia es de estilo. La rigurosidad se hace mirada y el observador es, en realidad, el narrador de su historia a través de otro HECHO.

El periodismo, como muchos otros oficios que presumen ser profesiones científicas, es acaso una manera de subsistencia precaria en un universo en el que pocos escuchan al otro.

Navegar con discursos sensatos por las mentes ajenas es un desafío incierto, improbable y de escaso rédito.

Estar en EL MEDIO, no significa estar en la mitad del recorrido y muchos menos en el CENTRO DE LA ESCENA. Estar en el medio es aprovechar una instancia circunstancial para transportar la noción de una idea de alguien a otros. No mucho más, ni mucho menos

La accesibilidad de publicar y difundir un punto de vista, el punto de vista particular y divulgarlo ante las y los demás es cotidiana.  Y ahora, en estos tiempos enredados,  prácticamente sin asumir algún riesgo, pero también sin rescatar alguna retribución. Eso ¿es periodismo? Casi.

Manifestar, multiplicar, difundir, divulgar, amplificar una idea, un concepto y también una delación vulgar es, técnicamente, HACER PERIODISMO

Que Súperman, aquél personaje de la década de 1930, fuese sin su disfraz un periodista, desnuda la vanidad que recorre la historia de este oficio u profesión.

La posibilidad que hoy ofrecen las redes de expresarse y anoticiar al prójimo, aunque sea de una desgracia propia y particular, le baja el precio al periodismo.  Si acaso hoy hubiese que ejemplificar a un periodista con un personaje, podríamos acudir a Gregorio Samsa, aquél protagonista de la Metamorfosis de Kafka.

Ariel Robert 07 de junio 2021