La derecha política y mediática apoya el Mundial en tanto y en cuanto (en su lenguaje) no sea funcional al populismo o no despierte sentimientos populistas en la población. El primer peronismo permite analizar la relación entre política y deporte tan temida. Los efectos, sin embargo, fueron democratizadores.
Produjeron los grados de identidad y aún de conciencia nacional necesarios para un nuevo modelo económico que demandaba la inclusión cultural de sectores populares, demás de una mayor participación de trabajadores en la distribución de la riqueza colectiva. Hoy, los sentimientos nacionales que producen los triunfos argentinos en Qatar carecen de un proyecto que los interpele e integre en procesos políticos populares.
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