Aunque la tradicional fiesta de la Navidad se celebra a todo lo largo de la Argentina, el pueblo misionero de Capioví se convirtió desde 2009 en un punto de interés para los turistas por sus decoraciones navideñas con materiales reciclados.
Las plazas, las calles, la municipalidad e incluso la Ruta 12 de este pueblo de poco más de 6.400 habitantes, ubicado a mitad de camino entre Posadas y Puerto Iguazú, exhiben cada año decoraciones como árboles de Navidad, figuras de Papa Noel, renos, trineos, casas de caramelo y otras construcciones realizadas con botellas de plástico transformadas.
El evento comienza el primer domingo de adviento (cuatro domingos antes de la Navidad) y sigue mucho más allá del 25 de diciembre. Termina recién a fines de enero para que más turistas puedan disfrutar del espíritu navideño. Para completar la fiesta, la Municipalidad programa diversos números artísticos que vecinos y visitantes pueden disfrutar los fines de semana.
El proyecto comenzó en 2009 como iniciativa de un proyecto de un grupo de Catequesis Familiar de la Parroquia San Luis Gonzaga para decorar la Iglesia y sus alrededores. Tomaron como ejemplo, fotografías de actividades similares realizadas en Brasil, con botellas descartables. “Fue una manera de mostrar a los niños otra forma de contribuir a través del trabajo comunitario, al desarrollo de su comunidad, además de generar conciencia sobre el cuidado del medio ambiente, recolectando y utilizando los envases descartables para un fin sustentable”, contaron los organizadores.
En una primera instancia, la ornamentación fue ubicada en la Parroquia San Luis Gonzaga e inmediaciones de la misma. Pero desde entonces gracias a los voluntarios las decoraciones se extienden a todo el pueblo.
En 2010 como se sumaron más vecinos, la decoración se extendió a todo el pueblo y comenzó a armarse cada año un árbol de más de 10 metros de altura armado con 9.000 botellas de gaseosa recicladas. Este año, el árbol de la plaza llegó a estar formado por 15 mil botellas, focos LED y sachets de leche vacíos que los vecinos juntaron durante los meses previos a la Navidad. Alcanzó los 14 metros y tuvo que ser reconstruido porque sufrió un incendio a partir de un cortocircuito de las luces que lo iluminan.