El ministro de Economía, Luis "Toto" Caputo, lanzó este viernes un nuevo Código de Ética que pretende marcar un hito en la administración pública para dar mayor transparencia a la utilización de fondos públicos así como el acceso a la información pública.
En el programa Vuelta en el Aire, Nicolás Yacoy analizó el tema junto al economista José Dapena quien destacó la importancia de la iniciativa, que busca replicar en la gestión pública principios de transparencia y responsabilidad ya establecidos en el ámbito financiero.
"Lo que habitualmente esperamos de cada ciudadano es un comportamiento ético, pero un código de ética va más allá. Su principal objetivo es resolver conflictos de interés, situaciones donde las decisiones de una parte podrían beneficiarla a expensas de otra."
Con estas palabras Dapena explicó cómo este concepto no es nuevo en finanzas, donde, a partir de la década de 2000 y especialmente tras la crisis de 2008, se instauraron las llamadas "murallas chinas" para evitar que ciertos sectores de una misma institución conocieran las actividades de otros, precisamente para prevenir recomendaciones sesgadas.
"Los grises existen", señaló Dapena, refiriéndose a las zonas ambiguas donde el comportamiento ético puede ser puesto a prueba. Fue la complejidad de estas situaciones lo que impulsó la creación de códigos de ética detallados en el sector financiero, buscando dilucidar cómo actuar cuando hay un conflicto de interés o cuando la decisión más obvia no es la más conveniente para el cliente.
La clave de por qué estos códigos son tan cruciales en finanzas radica en que se trabaja con fondos fiduciarios.
"Cuando un asesor de inversiones recomienda un producto, no debe ser el que más le conviene a él, sino el que mejor se ajusta a las necesidades del cliente. Es una cuestión de responsabilidad fiduciaria: se está manejando dinero de terceros".
Aquí es donde Dapena traza un paralelo fundamental con la gestión pública.
"El Estado en sí también es un manejo de fondos de terceros; los funcionarios, tanto a nivel municipal, provincial como nacional, son elegidos y se les confía la administración de las finanzas públicas. Por lo tanto, si manejan dinero que no es propio, la idea de que "el Estado soy yo" o que el dinero público es un "botín" es una concepción errónea y muy característica de cierto sector político".
"El dinero es fiduciario, el dinero es de quien lo apoya y nosotros lo que hacemos es administrarlo", afirmó Dapena, sugiriendo que la experiencia laboral del Ministro Caputo en finanzas lo lleva a intentar hacer este mismo paralelo en la esfera estatal.
"Los códigos de ética apuntan en ese sentido, a transmitir un mensaje muchísimo más profundo que está vinculado con la transparencia y con el hecho de que uno maneja fondos de tercero", explicó Dapena. Es un llamado a la responsabilidad fiduciaria en la gestión de lo público.
Además, este tipo de iniciativas abonan al sentido de seguridad jurídica y buscan reconstruir la confianza. Históricamente, en Argentina se ha observado una "apropiación" del Estado, donde se lo concibe como una propiedad de turno, en lugar de una herramienta de administración para el bienestar general.
La democracia no se limita a votar cada cuatro años; implica la responsabilidad por los actos de gobierno y la rendición de cuentas. Un código de ética busca asegurar que no haya tratamientos que beneficien a un sector sobre otro y que la filosofía de la gestión pública sea la de un administrador transparente y responsable de los fondos de todos los ciudadanos. Como concluyó Dapena, es una cuestión de principios básicos que apuntalan la forma en que se debe gobernar.

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