La Guerra de Malvinas fue el estertor de un régimen cívico-militar, el más sangriento en la historia de Argentina, que a su vez fue la gesta de los anónimos y la cobardía de los grandes nombres. El 2 de abril de 1982 el régimen a cargo del militar Leopoldo Fortunato Galtieri anunció que Argentina había tomado Puerto Argentino, el centro de la vida política y social de las islas, usurpadas desde 1833 por Inglaterra.

El anuncio provocó un aluvión nacionalista de celebraciones, informaciones falsas, y una cortina aún más pesada sobre las muertes y desapariciones que la dictadura ya tenía en su haber. En medio de este caos de muerte y soberbia, un grupo de mujeres pusieron el cuerpo y el consuelo a los soldados. Esas enfermeras, con rango militar, formaron parte de la primera avanzada de tropas en las islas. Ellas curaron heridas, paliaron las básicas condiciones que el régimen dio a sus propias tropas, en su enorme mayoría, adolescentes de 18 y 19 años.

Catorce enfermeras atendieron a los heridos en Malvinas desde un hospital móvil ubicado en Comodoro Rivadavia, o estuvieron entre trincheras. Nunca fueron reconocidas oficialmente como veteranas de guerra. Fueron excluidas de los desfiles militares, de los reconocimientos públicos pero ellas nunca se dieron por vencidas para tener el reconocimiento que aún hoy se les debe.

Rae- Argentina al Mundo conversó con Alicia Reynoso quien se impuso al silencio oficial y publicó un libro, fotos en las redes y motorizó a pulmón junto a sus compañeras un documental que es todo un símbolo: “Nosotras también estuvimos”.

Alicia dijo a Rae-Argentina al Mundo:

///// Yo soy veterana de guerra le pese a quien le pese. Y lo puedo decir porque aunque soy personal civil (del Ejército) sé que las medallas que tengo no me pesan. Curé cuerpos y almas. Mi madre siempre me dijo antes de morir que yo nunca debía dejar de luchar por mi reconocimiento como veterana de guerra. Ser veterana es una mochila que nunca nadie nos va a sacar”///

Producción: Silvana Avellaneda
Web: Julián Cortez