Desde barrancas y campos rurales hasta ríos y sitios históricos, la provincia de Buenos Aires despliega una geografía que se puede admirar no solo a pie o sobre ruedas, sino también desde el aire y por eso gana terreno el turismo aventura aérea como una forma distinta de explorar los destinos bonaerenses.
Los vuelos de bautismo
Lugares como Lobos y San Pedro se destacan por ofrecer experiencias de vuelo de bautismo que combinan adrenalina, contemplación y una reconexión con el paisaje.
Una propuesta que se vuelve especialmente atractiva en vacaciones de invierno, cuando el clima suele acompañar y el cielo se vuelve un escenario perfecto.
A poco más de una hora de la Ciudad de Buenos Aires, Lobos combina tranquilidad rural con historia aeronáutica. Allí funciona el Aeroclub Fortín Lobos, fundado en 1959, una institución con fuerte arraigo local que, además de formar pilotos, organiza paseos aéreos abiertos al público general.
Los vuelos suelen durar alrededor de 20 minutos -aunque pueden extenderse- y permiten sobrevolar campos sembrados, chacras y los alrededores de la ciudad.
Esta experiencia no solo ofrece una vista panorámica privilegiada, sino que también representa una forma distinta de explorar el territorio. En ocasiones, se convierte en regalo para cumpleaños, aniversarios o como primera incursión en el mundo de la aviación.
El aeroclub cuenta con una flota de cuatro aviones, instructores certificados y todas las medidas de seguridad necesarias, lo que hace de la actividad una opción segura y accesible para quienes deseen probar algo nuevo.
Por otro lado, a 164 kilómetros de Buenos Aires y a 141 kilómetros de Rosario, San Pedro es un clásico destino ribereño conocido por sus frutas, sus barrancas y su historia, pero también guarda un atractivo poco explorado: los vuelos panorámicos que parten desde su aeroclub con más de 70 años de trayectoria.
Los paseos permiten ver desde el cielo el casco urbano, la costanera, construcciones antiguas de estilo europeo y el sitio histórico de la Batalla de Vuelta de Obligado. Todo, a 300 metros de altura y a una velocidad de 160 km/h, sin necesidad de experiencia previa. La actividad no tiene límite de edad.
El turismo aéreo en Buenos Aires va más allá de la emoción porque propone una perspectiva diferente sobre lo conocido.
Desde el aire, el verde de los campos, las líneas de los caminos rurales y el cauce de los ríos se transforman en una postal viva que renueva la forma en que se observa el territorio.
Según consignó la subsecretaría de Turismo bonaerense, estos vuelos de bautismo, ya sea en planeadores, avionetas o vuelos recreativos, están disponibles durante todo el año, pero encuentran en las vacaciones invernales un momento ideal para ganar popularidad entre quienes buscan escapadas breves pero memorables.

Etiquetas: Turismo, turismo aéreo, Vuelos