Una de los problemas con los que se encuentran las personas a las que les diagnostica cáncer, es afrontar que, a causa de la quimioterapia, pueden llegar a perder el cabello, cuestión que hoy quedó descartada gracias a la implementación de una metodología para que ello no suceda. “Como tenía 27 años las quimios eran muy bombas y duraban siete u ocho horas, cada 21 días. Mantuve mi pelo, cada una lo iba comprobando. Éramos cuatro chicas en Tucumán que lo usaron y somos un ejemplo de que los cascos funcionaron. Decidimos formar este grupo para ayudar a quienes tienen cáncer de mama, u otro tipo de cáncer, a que puedan usar los cascos. Esta es una cadena solidaria de cascos que se van prestando. Los cascos fríos son una réplica de máquina que se usan hace mucho tiempo. Se arman de forma casera con geles químicamente especiales. Se los arma con cinta de embalar, se los congela en el freezer y el día de quimioterapia se los usa. Lo que hacen estos geles es congelar los folículos de la cabeza para que la medicación el día de la quimio no llegue y no se abra el folículo y no se caiga el pelo”, contó a El Equipo Nacional Anita Fontdevilla, integrante del grupo Quimio con Pelo y Casco Rosa, y paciente recuperada de cáncer.
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