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Coro Qom Chelaalapi: gira por Europa con música fusión

 

El Coro Qom Chelaalapi, junto al productor Matías Zundel (“Lagartijeando”), inicia este miércoles una gira de cuatro presentaciones por Europa, donde presentará el disco “Campo del Cielo”, una fusión de música ancestral y electrónica que se pone en escena con danzas y relatos del pueblo nativo que vive en tierras de la provincia del Chaco, en el noroeste argentino.
El Chelaalapi es el primer coro indígena fundado en Latinoamérica y este año cumplió 61 años. El Coro fue creado en 1962 en el “Barrio Toba” de las afueras de la ciudad de Resistencia. Es el primer coro indígena fundado en Latinoamérica, y su nombre significa “Bandada de Zorzales”.
Los primeros ensayos de la agrupación, impulsada por Inés García de Márquez, fueron a capela y con el correr del tiempo se incorporaron las sonajas de mate, el N’viké o Novike (violín del monte, hecho con una calabaza seca o la caparazón de un tatú carreta), el palo de lluvia, el bombo, y pezuñas de cabra.
La agrupación es patrimonio cultural y símbolo de la cultura chaqueña propuesto por la UNESCO en el año 2006.
El Barrio Toba nació en la capital de la provincia del Chaco como parte del éxodo interno que sufrieron los nativos qom, cuando sus tierras fueron tomadas por los Estado nacional y provincial a favor de colonos, criollos o inmigrantes. En busca de trabajo, llegaron a las grandes ciudades de las provincias del noreste como Resistencia, o Rosario (en la provincia de Santa Fe).
Esa nueva producción del Coro tiene como corte difusión a “Canción de cuna”, un tema donde la voz de la mujer indígena alcanza un estadio conmovedor.

 

 

 

Este tour incluye una presentación en Madrid; el jueves 14 en la ciudad francesa de La Rochelle; el viernes 15 en en París; el sábado 16 en Toulouse; y terminará el domingo 17 en la sala Razzmatazz, una de las más importantes de Barcelona.
Durante la gira presentarán “Campo del Cielo”, el último EP editado por el sello londinense Shika Shika, que cuenta con tres tracks producidos por Zundel, donde se fusiona la música ancestral nativa de los qom y la electrónica.
En el documental “Chacú” de Felipe Pigna, Claudio Largo, director del coro recientemente fallecido, recuerda ese momento de génesis: “Inés García de Márquez, una docente del barrio Toba, veía que cada día al atardecer, a la vera de la Ruta 11 en la entrada a la barriada, un grupo de jóvenes abrazados y cantando recibían a los mayores, que venían de las cosechas de algodón cercanas”.
La agrupación comenzó a reunirse bajo la tutela de Inés y a cantar a capella; hasta que con el correr del tiempo se incorporaron los instrumentos. En esta historia, el Coro Chelaalapi se presentó en los más diversos escenarios, manteniendo vivo el legado de sus ancestros en el canto y la danza; y siendo testimonio viviente de la identidad intercultural y plurilingüe del Chaco.
La agrupación hoy está integrada por Diego Ariel Castro Oliva, Ermelinda Ester Diego, Enriqueta Escobilla, Haydee Griselda Gómez, Román Gómez, Rosa Largo, Sofía Elizabeth Largo, Pablo Ignacio Mansilla, Griselda Gabriela Morales, Horacio Héctor Patricio, Omar Luis Toledo y Vilma Inés Villordo.

 

 

 

Las canciones originales de esta producción en particular tienen una base rítmica que podría ser como un house, por ejemplo el bombo en negra o la polirritmia de las sonajas. Los sonidos que incorporan son batería, bajo y percusión, que refuerzan la base rítmica para tratar que las voces, las sonajas y el n’vike (violín de monte) sean lo predominante.
El nombre, “Campo del Cielo”, hace referencia a la cosmogonía qom y a la vez, al territorio donde antaño vivían y en donde, de acuerdo al mito de creación de este pueblo, “caían estrellas que daban vida”. Actualmente, Campo del Cielo es una localidad en donde pueden encontrarse numerosos meteoritos, con miles de años, que son estudiados por científicos de todo el mundo.
El resultado final es un sonido que recupera de la electrónica elementos del house, del hip hop; y algunos de la música africana y afro brasileña en las percusiones.
Para el productor Matías Zundel “la música de los Chelaalapi tiene una mirada totalmente diferente en cuanto a la expresión artística de lo que es la música, y la danza también”. Esta música ancestral “tiene una funcionalidad más que ser un entretenimiento, que es como vemos a la música en Occidente. Para ellos la música tiene busca producir una acción que una a la comunidad”, agregó.
La “Banda de Zorzales” trasciende márgenes y fronteras con un decir heredado de siglos. Y que pese a las campañas para terminar con la memoria y la cultura de un pueblo, sobreviven en un canto que en la cultura qom entraña un universo de monte, soles y animales que son sus hermanos de una misma tierra y tiempo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

(Con base en textos de Mónica Kreihbom) Silvana Avellaneda
Web: Pedro Aráoz