Rusia, 2018.
Día 7
Creo que estoy bajo control. No mío, de la KGB o como se llamen ahora los servicios secretos rusos. Es probable que en el ingreso a los estadios o los centros de prensa, aprovechen para escanearme los apuntes del cuaderno que escribo en el iPad o en el bloc de notas del celular. Tengo pruebas.
Hace dos o tres días conté que no había visto ni un vendedor ambulante en los vagones, ni un músico tocando en el subte. Pues bien, hoy me pusieron dos seguidos en las narices. Pasaron delante mío, de ida y de vuelta. Un tipo vendía una especie de folletos de colores encuadernados y en la estación siguiente subió una señora que vendía una lupa del tamaño de una tarjeta de crédito. Nadie compro nada. Se pararon en el medio del vagón, hablaron en ruso y se fueron. Muy burdo todo. Dos malos actores. Haciendo estas operetas, todos los servicios son iguales. Ahorran en lo que no deben.
Bajamos, y en una combinación que tuvimos que hacer para ir al estadio del Spartak, donde debuta Argentina, había un pibe que tocaba "Entre dos aguas" , tema de Paco de Lucía, como si hubiera nacido en Cádiz. Esto es joda, pensé. No pueden ser tan obvios. Pero, periodista al fin, además de los hechos necesitaba un testimonio, una confesión. Escribí unas líneas en el revés de una factura del supermercado que había guardado en el bolsillo del jean y se la dejé en el bolso junto con unas monedas. Me agradeció con una inclinación de la cabeza. Cuando la alzó, le hice señas con los ojos para que tuviera en cuenta el papel además de las monedas. Sonrío y me fui. El mensaje decía "sé que no podes hablar ahora", seguido de mi número de móvil .Del celular que tengo con chip ruso para ahorrar. Ese muchacho era un profesional. Seguro que estaba detenido en alguna mazmorra por deslucir con su aspecto la imagen del mundial, le cortaron el pelo y lo muestran para desmentir al cuaderno de bitácora. Raro que no haya llamado. Espero que siga vivo. Tocaba bien.
Por las dudas, me voy a cuidar. Vladimir Vladimirovich P....fue agente de la KGB, formado en la Academia de Inteligencia Extranjera de Moscú y a mí siempre me cayo bien la gente inteligente.
Estaba destinado en la Alemania del Este y jugaba picados con los muchachos de la Stassi, gente de mucha marca personal. Cuando al final nos voltearon el muro defensivo, tuvo que tirar al córner los papeles y su historia personal. Digo "nos" porque poco a poco me voy sintiendo uno más. Los rusos son mis héroes desde que resistieron a los nazis en el primer tiempo y se lo dieron vuelta en el segundo. Hitler se quiso matar cuando los vio venir al ataque. Y se mató.
Ahora que le voy encontrando la vuelta, que nos entendemos mejor, creo que podría acostumbrarme a ser un ruso más. Parece una pavada, pero no. La vida está en los detalles. Ya lo dijo John Lennon. Es eso que pasa mientras miras el mundial. Si dormís un poco más, si te das una ducha, si vas bien de cuerpo, si conseguís una lavandería, sos otra persona. De una calidad humana superior.
Hoy, más descansado, repare en un detalle que no había tenido en cuenta hasta ahora. Al apoyar la tarjeta de mi credencial en el subte para pasar, noté por primera vez que además de mi nombre y los números de las puertas a las que tengo acceso en el centro de prensa y en los estadios, el cartelón lleva dibujado un martillo (va foto) Es un martillo del tipo carpintero que advertí también en unos carteles pegados a algunas columnas de alumbrado público. En esos carteles son dos los martillitos cruzados entre sí. Como lo eran antes la hoz y el martillo en el emblema de la Unión Soviética. Un símbolo que puede verse grabado todavía en los frontispicios de los edificios más antiguos.
Atento como estoy ahora, en mi etapa renovada, hice entonces una asociación libre, del tipo: mira vos, son los restos del comunismo, le sacaron la hoz y quedó el martillo. Es una forma de decir que guiados por nuestro líder P.... hemos pasado a una etapa superior del socialismo. Es decir, la hoz como símbolo rural, campesino, desapareció. El campo incorporó tecnología y ahora el martillo indica que somos un país industrial. Pronto el símbolo del martillito será reemplazado por un walkman.
Bien, ¿Pero porqué el martillito en la credencial de prensa del mundial? ¿ Qué nos está diciendo el líder a los periodistas acreditados en todo el mundo? ¿Que está Copa del Mundo es en realidad la vigésimo primera internacional de trabajadores socialistas? ¿Qué en el futuro los camaradas periodistas van a ganar igual que los camaradas jugadores, los Messi, los Ronaldo, los Neymar, los Osama Hawsawi, los Kalidou Koulibaly, los Runarsson o los Corvalan, el tres de Arsenal de Sarandi ? Interesado en el asunto aproveche mis horas dormidas en el centro internacional de prensa y consulte a los encargados del VAR. Quería elaborar un informe para Sampaoli que lo distraiga un poco de los vídeos sobre Islandia y lo instruya en el proceso de desarrollo del socialismo tecnológico.
Un colega de esos que nunca faltan, un infiltrado del imperio, pretendió lavarme el cerebro con una explicación increíble. Me dijo que él martillito de la credencial indica a los guardias y controles que "estás autorizado a entrar con herramientas" . Me le reí en la cara. ¡Herramientas! ¡Yo con herramientas! ¿Y porque no pusieron un serrucho, eh? ¿O un cortaplumas suizo, que tiene hasta sacacorcho?
Por último quiero dejar constancia que yo nunca me metí en política, siempre fui comunista.
Etiquetas: Carlos Ares, Rusia 2018