Las altas temperaturas, la exposición al sol y la mayor actividad al aire libre pueden aumentar en verano el riesgo de enfermedades entre las que lideran los golpes de calor, las quemaduras solares, gastroenteritis, infecciones en oídos e intoxicaciones.
Si bien son situaciones que, en la mayoría de los casos tienen un rápido tratamiento, los especialistas consideran fundamental tomar recaudos y estar atentos a los primeros síntomas para poder lograr una pronta recuperación en cada caso.
El golpe de calor
La insolación o golpe de calor es una de las enfermedades más habituales cuando llega el verano y puede darse en adultos o niños. La causa radica en una extendida exposición al sol sin precaución. Puede provocar dolores de cabeza y para evitarlo es fundamental no exponerse al sol entre las 11 y las 16 y al hacerlo, usar gorro y pantalla solar.
El consumo de agua es fundamental, según explicó la deportóloga Julieta Macca, ya que la deshidratación es otro de los cuadros que aparecen con las altas temperaturas.
Evitar la deshidratación
Si una persona presenta un cuadro de deshidratación tendrá sed intensa, boca y piel secas y orina oscura. También entre los principales síntomas figuran la debilidad y mareos, dolor de cabeza y calambres musculares. En los casos más graves puede aparecer confusión, falta de sudor, taquicardia, baja presión arterial y ausencia de orina.
Para prevenirla es necesario hidratarse regularmente, evitar bebidas con cafeína o alcohol, no hacer ejercicio bajo el sol, y consumir alimentos ricos en agua como sandía, melón, o verduras como lechuga y pepino.
Cuidado con el sol
Las quemaduras solares son una forma de daño en la piel causada también por la exposición excesiva a los rayos ultravioleta del sol. Pueden ocurrir después de un período prolongado al sol sin protección, y si son graves, pueden causar daños significativos a la piel y llevar a complicaciones serias. Entre los síntomas de una quemadura solar grave figuran el enrojecimiento intenso de la piel y la hinchazón de la misma debido a la inflamación. En esas quemaduras, el dolor puede ser muy intenso y persistente, afectando las actividades cotidianas.
Gastroenteritis
La gastroenteritis conocida como infección estomacal es una de las afecciones más frecuentes durante el verano debido al aumento de las actividades al aire libre, las altas temperaturas y el riesgo de consumir alimentos contaminados o agua no potable.
Esta infección generalmente es causada por un virus, bacterias o parásitos que afectan el sistema digestivo, produciendo inflamación en el estómago y los intestinos. Las gastroenteritis más frecuentes que se dan en verano son las generadas por virus, entre ellos el norovirus, rotavirus y el adenovirus y astrovirus.
Picaduras de insectos
Las picaduras de insectos son una molestia común durante el verano debido al aumento de la actividad al aire libre, y la presencia de insectos como mosquitos, abejas y avispas.
Los síntomas de una picadura pueden variar según el tipo de insecto, y si hay una reacción alérgica en la persona que fue picada.
Los mosquitos se sienten atraídos por el calor, el dióxido de carbono y el sudor humano. Una de las enfermedades virales transmitida por la picadura del mosquito Aedes aegypti es el dengue, que en su versión leve puede ocasionar fiebre alta y síntomas similares a la gripe. Pero una forma grave del dengue puede ocasionar sangrado intenso, descenso repentino de la presión arterial y la muerte.
Las picaduras de abejas y avispas suelen ser más dolorosas que las de los mosquitos debido al veneno que inyectan en la piel. Mientras que las abejas dejan su aguijón dentro de la piel, las avispas no lo hacen, lo que las hace más propensas a picar varias veces. Entre los síntomas comunes aparecen el dolor y ardor en el lugar de la picadura, que puede durar de minutos a horas y el enrojecimiento en el área afectada, que puede ser más pronunciado que en una picadura de mosquito.
Si la persona picada es alérgica, los síntomas incluyen dificultad para respirar, hinchazón facial, mareos, náuseas y hasta en algunos casos, colapso circulatorio.
Otra de las picaduras más frecuentes del verano es la de las pulgas, los parásitos que pueden infestar a los animales y luego picar a los humanos, especialmente durante el verano, cuando las mascotas pasan más tiempo al aire libre. Los síntomas son pequeñas protuberancias rojas acompañadas de picazón en áreas como tobillos, piernas y muñecas.
Los alimentos que enferman
Otra de las enfermedades es la intoxicación alimentaria, un problema común en verano debido a las altas temperaturas que favorecen el crecimiento de bacterias y otros patógenos en los alimentos.
Durante esta temporada, las personas suelen consumir más alimentos al aire libre, en parrillas o picnics, lo que puede aumentar el riesgo de ingestión de alimentos contaminados. Los síntomas de la intoxicación pueden variar según el tipo de bacteria, virus o parásito involucrado, y el tratamiento general para la intoxicación es la hidratación, evitar bebidas azucaradas, con alcohol o cafeína. También, el reposo es importante para que el cuerpo se recupere y combata la infección y una dieta blanda cuando los síntomas empiezan a mejorar.
Proteger los oídos
Por último, las infecciones en el oído son bastante comunes durante el verano debido a la exposición al agua. La otitis externa es la más frecuente, asociada con la exposición al agua en piscinas, mar o lagos, y ocurre cuando el canal auditivo externo se irrita o infecta debido al agua que queda atrapada en el oído, creando un ambiente húmedo y cálido que favorece el crecimiento de bacterias u hongos.