Satisfecho por la buena campaña que desarrolla su equipo en la Superliga y al tiempo consciente de lo extenso del recorrido, Gustavo Alfaro confía en consolidar el buen presente futbolístico en Huracán, donde "las relaciones internas no eran las mejores" al momento de asumir en julio del año pasado.
Sobre la base actual, el entrenador se propuso “llegar al final del camino salvados del descenso y clasificados a una copa internacional”, aunque eso no es todo lo que se propone: “también queremos ampliar las expectativas de crecimiento”.
Así, en plural, firme en la tácita alusión al cuerpo técnico, a los jugadores y a la propia conducción del club, el entrenador repuso que cuando llegó a Huracán “sus hinchas estaban en un momento de descreimiento generalizado”.
En ese contexto, recordó el dato estadístico de que de los últimos 72 partidos se habían ganado apenas 12 y de ahí, dedujo, los daños y las secuelas de las malas campañas: “los hinchas se manifestaban de forma contundente en contra de los jugadores, a su vez los jugadores tenían mucha necesidad de escapar de esa realidad agresiva y nociva, en el medio estaban los dirigentes, las relaciones internas no eran las mejores y urgía reparar la red de contención”.
La prioridad apuntó entonces a retener a varios puntales de las mejores campañas del lustro último: “intenté convencerlos, sobre todo a Marcos Díaz y Martín Nervo, de que no era la mejor manera de irse, de que acá también habían vivido momentos muy lindos, por suerte tuve una gran respuesta de ellos, y de los demás, y poco a poco las cosas mejoraron".
"¿Por qué? Porque me encontré con un plantel dolido en su estado de ánimo, pero con ganas de tener una revancha, y porque me encontré con un plantel de buenas aptitudes futbolísticas, de unos cuantos jugadores con buen pie, algo que no siempre tenés cuando llegás a un club”, comentó en una entrevista con Télam.
Cuando se le hace notar que conforme pasaron las fechas su Huracán ha ganado en cierta fluidez en el manejo de la pelota y que en general plantea los partidos más lejos de su arco, Alfaro recoge el guante y se explaya: “Este equipo presiona más porque tiene jugadores aptos para eso, la manera de jugar depende de las características de los jugadores".
"Lo intenté en Tigre, cuando a través de (Leandro) González Pirez tenía un pase seguro, pero por ahí faltaba algo de consistencia en el medio y cuando adelante llegaron Federico González y (Marcelo) Larrondo se fueron a los seis meses. Es difícil modelar un equipo cuando los jugadores se van rápido. En Gimnasia también me costó, estaba en una situación de crisis permanente y sin chances de fortalecerse en el mercado de pases.
Encima empezado el campeonato se fue Maxi Meza, el distinto, y todo el brillo que tenías, se apagó”, comparó.
En esa perspectiva, de dónde se plantean los partidos, Alfaro fundamentó la llegada del veterano Israel Damonte: “Sabía que él me daría en la mitad del campo una fortaleza que no teníamos y eso me permitiría tener una mayor intensidad en para ir a buscar los partidos más arriba".
"A Israel lo conocía, sabía que es un león herido, un león de pura estirpe, y que pese a su edad elevada (36) y a que en Estudiantes no le habían garantizado continuidad, a mí me podía entregar lo que entregó el domingo con River. Cuando terminó el partido, se acercó, me dio un abrazo y me dijo ‘gracias por confiar en mí’. La verdad, es un chico que aprecio mucho, lo conozco mucho de toda la vida, lo dirigí mucho tiempo, lo mismo igual que a otros jugadores de Estudiantes y sé cómo están formados. Sabía que podía darnos una mano grande en estos tiempos de necesidades”, expresó.
Otro futbolista de los varios veteranos tiene en el plantel y que Alfaro ve mejorado y pondera es Patricio Toranzo: “Siempre jugó bien, había que ayudarlo a recuperar agresividad y para eso era vital rodearlo de forma adecuada; en un equipo dinámico él aporta y enriquece con lo suyo y la edad se le nota menos o no la siente”.
Alfaro, de 55 años, desplaza de los futbolistas la lupa de la experiencia y la aplica a su propia travesía y a su propio presente: “Hay cosas que te la dan los años. Después de 25 años en la dirección técnica sé que hay cosas necesarias, cosas secundarias que ni vale la pena intentar y luchas que ya no se dan. Hoy, por decirlo de alguna manera, tengo un pensamiento más práctico, más pragmático, sé que hay tres o cuatro cosas que no debo negociar, que debo potenciar, y sé de la importancia de lograr el pleno convencimiento de tus jugadores. En muchas oportunidades es la actitud, la buena y ponderada actitud, la que nivela e incluso sobrepasa a la aptitud”.
En esa misma perspectiva, la de subrayar la influencia del factor motivacional y las reservas de templanza de los futbolistas, el coach rafaelino aludió al “genio indomable que tiene el jugador argentino”:
“Así se los dije en la charla previa al partido del domingo, porque así lo pienso. La liga argentina jamás nunca será como la será como la liga española o la inglesa, porque acá nunca un equipo inferior, más allá de que enfrente haya un mercado de pases obsceno o que jueguen figuras consagradas, se va a sentir menos que el que tiene la camiseta de River o la camiseta de Boca”.
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