El sociólogo Pablo García, miembro de Centro de investigación social de Mendoza (CISME) comentó los resultados que arroja un reciente estudio, en el que se evaluó el deterioro económico y social de la provincia, en el que se consideran aspectos como la situación económica, la productividad, el empleo y la pobreza en Mendoza.
“En este informe sintetizamos todas esas dimensiones que hacen a las condiciones de vida de la población y que dan cuenta del deterioro general que tiene nuestra provincia”, expresó.
Agregó que la crisis generada por la pandemia no afecta a todos de la misma manera. El 20% de la población más rica se queda con el 43% de todos los ingresos producidos en Mendoza, mientras que el 20% de la población más pobre, se queda solamente con el 6% de los ingresos de la provincia.
García señaló que durante los últimos cuatro años hubo un deterioro constante de las condiciones de vida de la población, acrecentando la brecha entre sectores ricos y pobres, fenómeno de alcance mundial, acentuado en Mendoza, donde la distribución de la riqueza es aún más desigual, sobre todo para las mujeres.
Otro de los factores que evidencian la decadencia en las condiciones de vida de Mendoza es la desocupación. Comparando este índice con el de otras provincias del país y en especial de Cuyo, en los últimos 4 años se triplicó la desocupación en Mendoza. “En el año 2016 teníamos un 3,2 % y en el año 2020 –cuarto trimestre- tenemos un 10,6%”. Esto implica muchas personas que se han quedado sin trabajo. A nivel general en la provincia, tenemos 143.000 personas con problemas de empleo”, expresó el sociólogo.
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