Por Fabián Codevilla

Serio, sobrio, discreto, sin grandilocuencias, de perfil bajo, callado, estamos hablando del arquero de Racing, Gabriel Arias, ese que llegó mediando el 2018 en silencio y por recomendación de Chacho Coudet para reemplazar a Juan Musso que partía rumbo a Europa.

Ya había mostrado su solvencia en el arco de Defensa y Justicia, lo que le permitió a este espigado bonachón de 1,87 de estatura, oriundo de la provincia de Neuquén, emigrar hacia Chile y mostrar sus dotes en Unión La Calera.

En el país cordillerano se convirtió en figura de su equipo y desde la Selección Trasandina posaron los ojos en él, sus buenas actuaciones lo llevaron a ser tentado para nacionalizarse chileno y de esta manera integrar la plantilla de La Roja, cosa que aceptó de buen agrado.

Hoy su carrera lo tiene consolidado en el arco de un grande de La Argentina y del continente, con el que logro dos títulos desde su arribo a la institución, es uno de sus ídolos, referentes y se ha convertido en un baluarte inexpugnable.

Sus estadísticas lo llevan a ser hombre récord en el fútbol argentino y convertirse en el mejor arquero del país.

Los números avalan su presente, Gabriel Arias lleva 44 vallas invictas en 98 partidos, en 14 de los últimos 17 encuentros no le han convertido, suma 382 minutos sin recibir goles y es el tercer arquero en toda la historia (incluyendo el amateurismo) con solo un tanto en contra en 9 cotejos disputados por torneos de liga.

En caso de no recibir goles ante Banfield, Racing se convertirá en el segundo equipo con 9 vallas invictas en las primeras 10 fechas de un campeonato. El único en conseguirlo fue el propio Racing en el torneo de 1966.

Por todo ello es que Gabriel Arias se ha convertido en el mejor de todos los arqueros que juegan en nuestro fútbol y si no está en la Selección Argentina es solo por su condición de nacionalizado chileno.