El 15 de noviembre de 2017 será recordado por mucho tiempo en la Argentina. Ese día dejó de tenerse contacto con el submarino ARA San Juan y, hasta ahora, poco se sabe de lo que finalmente ocurrió con esa nave perteneciente a la Armada Argentina.
A más de 5 meses del suceso, lo que existe como dato cierto es que aquel día se produjo una "anomalía hidroacústica" detectada por sensores marítimos comparable con una explosión. A partir de ello, el submarino habría sufrido un colapso letal en menos de un segundo. El origen de la detonación es, por ahora, desconocido.
Ayer, El ministro de Defensa, Oscar Aguad, mantuvo un tenso cruce con los familiares de los tripulantes del ARA San Juan durante su presentación ante la Comisión Bicameral Investigadora sobre la Desaparición y Búsqueda de la embarcación.
Aguad afirmó que el Gobierno "obsesivamente" quiere encontrar el submarino y que contratarán de manera directa un equipo teledirigible que trabajará durante 100 días para hallar el navío.
En el medio, el funcionario detalló que incluso se contrató los servicios de “videntes” para dar con el San Juan.
Los familiares de los marinos, en tanto, mostraron sus reclamos ante lo que consideran es una falta de certezas oficiales respecto al destino de sus seres queridos.
En el marco del hecho, las preguntas sobran: ¿Cuál era la función que cumplía el submarino en esa parte del Atlántico Sur? Aguad dijo ayer que realizaba entrenamiento militar. Otras voces aseguraron tiempo atrás que desarrollaba tareas de espionaje. ¿Es cierto que la explosión que percibieron los sensores fue producida por un mal mantenimiento de las baterías? ¿O, como afirmaron otras versiones, el ARA San Juan fue atacado por otro buque? ¿Tiene que ver en su desaparición el conflicto que nuestro país tiene con el Reino Unido por la soberanía de las islas Malvinas?
Aguad aseguró ayer ante los legisladores que el submarino estaba en condiciones de operar, algo que se contrapone con lo que asegura el sumario interno que realizaron auditores de la Armada por orden del propio Aguad y que lleva el número 29443595, donde queda asentado que el navío tenía “anomalías por ingreso de agua y que varias veces navegó con múltiples desperfectos, evidenciando una situación funcional ostensiblemente anómala, y por ende, continente de un palmario riesgo para el Personal y para la Unidad Naval".
Las horas, los días y los meses han pasado. Las respuestas aún no parecen suficientes. La resignación se niega a afincarse en las almas de aquellos que aún buscan saber qué pasó realmente con el ARA San Juan. El misterio sigue siendo profundo, casi tanto como las aguas donde se perdió el contacto con el submarino.
Por Alejandro Sosa
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