EDITORIAL ENTRE RÍOS

Es la democracia

En los últimos meses se han multiplicado los ataques contra símbolos de la lucha por los derechos humanos. Ha sucedido, prácticamente, en todo el país y hemos dado cuenta de ello en este espacio. Ahora, desconocidos vandalizaron un mural que homenajea la lucha de las Abuelas de Plaza de Mayo en la búsqueda de sus nietos y nietas apropiados. Estaba pintado en una excomisaría de La Plata, que funcionó como centro de detención ilegal y maternidad clandestina durante la última dictadura cívico-militar. Fue en rechazo al "pase sanitario" que implementará el Gobierno bonaerense desde el 21 de diciembre próximo para eventos masivos y trámites ante organismos públicos con el objetivo de incentivar la vacunación. Con un mínimo de sentido común uno se preguntaría qué tiene que ver una cuestión con la otra. Una medida de política de salud con un símbolo de memoria, verdad y justicia. Sucede que lo que llamamos sentido común pareciera sufrir a diario una cuota de trastrocamiento, a veces imperceptible, pero permanente y sistemático, a través de los medios de comunicación, pero, además, y esto parece ser lo más lamentable, desde adentro mismo del sistema político. Especialmente, con el arribo a instancias institucionales, vía mecanismos legales y legítimos de la democracia, de personajes que reivindican la última dictadura, con un discurso pretendidamente nuevo o novedoso de defensa de la libertad.

La diputada por La Libertad Avanza, Victoria Villarruel -por ejemplo-, quien fue segunda en la lista de Javier Milei, juró este martes en su asunción por "las víctimas del terrorismo". La presencia de personajes que reivindican la dictadura en el Congreso o en cargos ejecutivos no es nueva. Al represor Luis Patti no le permitieron jurar, pero apellidos como Rico o Bussi fueron y siguen siendo en algunos casos parte de lo que los libertarios llaman la casta política. Lo novedoso, en todo caso, es una derecha, o ultraderecha, que ya no tiene pudor en proponer, muchas veces en un lenguaje violento, una vuelta atrás en políticas de estado que el pueblo argentino, a través de sus representantes en democracia, decidió juzgar y castigar de manera definitiva. Lo que se dice de manera violenta suele tener su correlato en seguidores de estos dirigentes que lo traducen a los hechos. A los hechos violentos. Y las consecuencias parecen estar a la vista en los acontecimientos vandálicos a los que hacíamos referencia.

Para mañana está convocado en Plaza de Mayo un acto por el Día de la Democracia. En la misma fecha, pero de 1983, asumía Raúl Alfonsín, primer presidente elegido por las urnas después de casi siete años de una dictadura sangrienta que se llevó 30 mil muertos y desaparecidos, compatriotas. Al acto convocaron el presidente y la vicepresidenta a través de sendos videos. En su convocatoria, Cristina recuerda un hecho irrefutable: siempre, durante su gobierno, los argentinos recordamos este día. Se espera contar con la presencia del ex presidente y posible candidato en las próximas elecciones brasileñas, Luiz Inácio Lula da Silva. También esperan al uruguayo José "Pepe" Mujica. Lo de Lula ya generó roces con el fascista presidente actual de ese país, Jair Bolsonaro, quien -dicen- transformó el virtual la cumbre del Mercosur, que iba a desarrollarse de manera presencial. Por lo bajo, fuentes diplomáticas afirman que se trata solo de “simbolismos” para la tribuna y que la relación con la Argentina no se vería alterada por la presencia de Lula en el acto de mañana.

Los que están muy enojados son ciertos periodistas de medios opositores al gobierno. Argumentos contra el acto: qué tiene que hacer Lula en la Argentina; es injerencia en asuntos internos de otro país; gastan la plata de todos nosotros en un acto innecesario. Los 45 mil millones de dólares de deuda que nos dejó para pagar el gobierno anterior no generan ni de lejos la misma indignación. "La idea es que con este acto y el acuerdo con el FMI se cierre una etapa de la gestión y comience la segunda, en la que apostamos a cumplir con el mandato electoral con el que asumimos", cita en off de récord eldestapeweb.com a un funcionario, como forma de graficar expectativas del gobierno.

La organización viene también atravesada por presuntas divergencias en el frente de gobierno sobre si es del kirchnerismo contra el albertismo, como respuesta al acto posterior a las elecciones; sobre qué quiso decir Máximo Kirchner con lo de “ahora sí, en serio, a reventar la plaza”; sobre si convoca La Cámpora, que la otra vez no estuvo en el palco y no llamaron a los gordos de la CGT, que dicen que como no los invitaron no van a ir.

Es la democracia. Nada menos. Es mucho más que dos años de gobierno, que un gobierno, que el gasto en un acto, que las divergencias internas. Como si los radicales, o Juntos por el Cambio o Juntos, o Cambiemos, como vayan a llamarse ahora después de las peleas entre Lousteau, Morales, Negri, Nosiglia, no las tuvieran. Aunque en los grandes medios poco y nada te cuenten de eso.

Es la democracia. Nada menos. A pesar de todos los errores, los desencuentros, las deudas eternas, las idas y venidas. Es lo mejor que nos pasó en estos últimos 38 años. Es la democracia, la que, sin descaro, la derecha ahora no niega que es lo que realmente le molesta.

Es la democracia que nos pertenece a todos. Por eso, aunque la mayoría de nosotros solo podrá estar de manera simbólica, vale la pena la frase: “Como siempre trae tu bandera, la argentina".

Editorial de José Luis Ferrando, licenciado en Comunicación Social, periodista de LT14
Radio Nacional Paraná.