EDITORIAL ENTRE RÍOS

Ese oscuro objeto del deseo

Más de una vez hemos escuchado en manifestaciones políticas del kirchnerismo, fundamentalmente, un cantito recurrente: “Macri, basura, vos sos la dictadura…” Esto ha sido desalentado por parte de la propia Cristina Kirchner, quien reiteradamente, micrófono en mano, ha pedido no insultar a los oponentes, sino combatirlos con argumentos, con política, en definitiva. Siempre compartí esto. Siempre me pareció necesario, además, distinguir, por mucho o poco que nos pueda gustar lo que hacen o dicen dirigentes de distintas fuerzas políticas, entre quienes llegaron al gobierno por el voto, de quienes lo hicieron de manera violenta, de facto, como se denomina a un gobierno que no se legitimó en las urnas. Y el macrismo lo hizo. Llegó por el voto popular. Y en elecciones periódicas, desde hace ya varios años, se legitima de tal manera. Por lo tanto, ni Macri ni quienes son un producto político de su fuerza “son” la dictadura, como dice el cantito. Pero, claro, a nadie escapa que la arenga, sin distinguir, en realidad se refiere a otra cosa. Se refiere a que tanto el ex presidente como sus seguidores piensan, comparten visiones, aprueban metodologías, similares a las de los dictadores. Esto podía ser materia de cierta discusión hasta hace dos días. Ahora, desde la aparición de un video clandestino en el que un funcionario de Vidal añora tener una Gestapo -la cruel policía secreta de Hitler- para terminar con los gremios, es difícil de desmentirlo.

La Comisión Bicameral de Fiscalización de Organismos y Actividades de Inteligencia, es decir, el Congreso de la Nación, abrió una investigación para determinar cómo funcionaba lo que se da en llamar la mesa judicial del macrismo, una especie de reunión periódica de funcionarios, operadores y espías para, entre otras cosas, armar causas judiciales contra adversarios políticos e influir sobre los agentes del Poder Judicial. La sola descripción de estas situaciones denota un notable desapego a cualquier tipo de respeto a normas republicanas como, por ejemplo, la declamada división de poderes. Lo cierto es que tales situaciones ligadas al anterior gobierno, a modo de hipótesis, vienen siendo recurrentemente ventiladas en investigaciones judiciales que, cual embudo perverso que todo se traga, terminan siendo la mayoría de las veces desactivadas por cámaras de apelaciones atestadas de juristas jugadores de paddle o animadores de largas tertulias con el propio Macri, cuando este era presidente.

Pero, más allá de lo que vaya a suceder con esta investigación y con la que además se inicia por estos días en la Justicia, pareciera que con la palabra Gestapo esta vez se hubiera cruzado un límite. O se hubiera dado una señal de alarma. Lo hemos señalado más de una vez desde este espacio. La democracia y la libertad están íntimamente relacionados. Y siendo, como es, un sistema imperfecto, la democracia es hasta ahora el mejor que hemos encontrado para una convivencia en sociedad. Pero también es posible desde adentro, desde quienes fueron democráticamente elegidos, atentar contra la democracia. Y esto es lo que ha quedado patéticamente al descubierto en este video, aportado por actuales autoridades de la Agencia Federal de Inteligencia, el organismo que reemplazó a la nefasta SIDE. No sólo por lo que dice en la grabación el entonces ministro de Trabajo de Vidal, Marcelo Villegas, sobre los gremios, que son instituciones de la sociedad y también de la democracia, sino además porque se trata de un video producido por una cámara clandestinamente ubicada en aquella sala de reuniones de altos funcionarios del gobierno de Vidal, ¿por quién? ¿Por quién que no fuera parte de un estamento, un organismo, una agencia, un grupo de tareas o lo que fuera, orgánico o no, de los gobiernos provincial o nacional de entonces? ¿Y qué hacían allí dos funcionarios de la AFI, en esa reunión con empresarios, en la que claramente se está explicando un modus operandi para armar ilegalmente causas judiciales contra dirigentes sindicales? ¿Qué hacía allí el intendente de La Plata?

Pero además de eso, estuvo la palabra Gestapo. La mención de un símbolo del nazismo motivó un repudio de la DAIA, la organización que monopoliza la representación política de las instituciones de la comunidad judía argentina. El problema es que la misma DAIA había premiado a Villegas en 2012, cuando trabajaba en Telecom, "por su permanente compromiso con la Diversidad Empresaria".

La sangrienta Gestapo fue creada en Alemania en 1936, por el gobierno nazi. La misma ley que la creó le otorgaba carta blanca para actuar, la situaba por encima de la ley y la excluía de cualquier forma de control jurisdiccional. En particular, fue eximida de responsabilidad ante los tribunales administrativos, los que se encargan de resolver los litigios entre los ciudadanos y el Estado. Werner Best, asesor jurídico de la Gestapo, llegó a declarar: “Mientras la policía cumpla la voluntad de los líderes políticos, actúa legalmente”. Este era el objeto del deseo del funcionario de la entonces gobernadora María Eugenia Vidal.

Editorial de José Luis Ferrando, licenciado en Comunicación Social, periodista de LT14 Radio Nacional Paraná.