Si –según Alfredo Yabrán- “poder es impunidad”, hoy nuestras derechas hacen extensiva la definición al habla. Perdieron toda inhibición para prometer crueldades sociales antes eufemizadas en preceptos abstractamente republicanos.
Los matices entre sus referentes oscilan entre la venta de armas en supermercados, el libre mercado para el comercio de órganos y la eliminación de planes sociales en seis meses, arengas para entrar “con la metra” en la provincia de Buenos Aires y disyuntivas (apenas metafóricas) que obligan a elegir si amputar un brazo o una pierna del cuerpo social en caso de llegar a la presidencia.
El contrapoder necesario para enfrentar o al menos equilibrar esta hegemonía aparece como una necesidad que incluye y excede lo electoral.
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Ilustración: Serko