En el marco del Día mundial de la concientización sobre el autismo, la Lic. Bárbara Ruffini en su segmento de "Psicología y Desafíos en el Neurodesarrollo" (Se emite los jueves cerca de las 19.30 en Tampoco es para tanto) abordó la temática de cara la fecha que procura divulgar derechos de las personas autistas.
“Hay cosas que ya se saben, que hay evidencia científica. La supuesta causa de las vacunas como factor determinante para el autismo, o lo que se dijo sobre la alimentación es falso. El gluten, los lácteos, no tienen nada que ver. Hay dietas que nos hacen bien a todos, hay cuestiones intestinales vinculadas al autismo pero no tienen nada que ver con el gluten. El autismo no se cura porque no es una enfermedad”, expresó Ruffini .
En el Concejo Deliberante de San Martín de los Andes, la concejal María Laura Da Pieve leyó una carta escrita por la Lic.Ruffini y su par, la Lic. Lucila Etcheverry donde se describen las problemáticas del autismo en la actualidad y sus desafíos en la divulgación.
“En el marco del 2 de abril, día que la ONU designó como el “día mundial de la concientización sobre el autismo” con el objetivo de generar acciones que motiven a reflexionar sobre el autismo y actividades de difusión sobre la importancia de la detección temprana; como profesionales de la salud, que nos dedicamos a diagnosticar, acompañar, y escuchar a las familias y a los adultos autistas, agradecemos el espacio para compartir la importancia de estar informado sobre el espectro del autismo.
El autismo no es lineal, sino que es un espectro, una condición diversa. Aunque las personas autistas comparten el mismo diagnóstico, cada una es diferente a las demás y tiene sus propias capacidades, necesidades e intereses. Por eso, precisa de apoyos individualizados y especializados que se ajusten a cada etapa de su ciclo vital para promover su participación social en igualdad de condiciones.
Es una condición de origen neurobiológico que afecta a la configuración del sistema nervioso y al funcionamiento cerebral. Acompaña a la persona a lo largo de toda su vida y están involucradas principalmente dos áreas del funcionamiento personal: La comunicación (verbal y no verbal) e interacción social.
La flexibilidad del pensamiento y del comportamiento (algunas personas autistas presentan alteraciones en el procesamiento de los estímulos sensoriales, que se puede manifestar en malestar intenso ante determinados sonidos, olores, luces, sabores o texturas; interés inusual en aspectos sensoriales del entorno -como insistencia por oler o tocar determinadas cosas- fascinación por luces, objetos brillantes o que giran o indiferencia aparente al dolor o a la temperatura).
En la actualidad, no está determinada la causa que explique el autismo, pero sí la fuerte implicación genética en su origen. El autismo no se cura, no es algo que “se le va a pasar con el tiempo”, que se va a curar con dietas, o tratamientos médicos experimentales. No es culpa de las “madres neveras”, del gluten, las vacunas, o la pandemia.
Transmitir eso como profesionales es desinformar y desorientar a las familias y los adultos que hoy buscan en un médico o un profesional de la salud ayuda, acompañamiento y ser escuchados. Las personas autistas piden y necesitan ser escuchadas, comprendidas, respetadas e incluidas en la comunidad.
Agradecemos la voluntad de Andy Cukier, quien aceptó escribir algo a continuación para ser leído y compartido en el Concejo Deliberante de San Martin de los Andes.
Bárbara Ruffini, psicóloga. Matricula provincial n°1972
Lucila Etcheverry, psicóloga. Matrícula provincial n°1284
Las concejalas Fernanda González y Da Pieve compartieron también el texto escrito por la activista autista e influencer Andy Cukier @femiautista
“Las personas autistas sufrimos estigma y discriminación por parte de la sociedad. La misma sociedad que habla de la condición autista como algo que hay que curar, eliminar o enmascarar, para poder convivir en sociedad.
Aún se habla de enfermedad y trastorno, cuando el autismo es simplemente una condición del neurodesarrollo. El sesgo de género no permite que las mujeres obtengamos nuestros diagnósticos de forma oportuna. Hay profesionales de salud mental que siguen clasificando el autismo como alto o bajo funcionamiento y no como un espectro, por esta necedad, muchas mujeres recibimos nuestro diagnóstico pasados los 20, 30, 40 o 50 años, que eran autistas. Perdemos tiempo, perdemos vida. El diagnóstico es un derecho. Cambiar la narrativa sobre el autismo es urgente. El autismo no desaparece cuando cumplimos 18 años, el autismo no empieza ni termina iluminando un edificio de color azul, ni estableciendo una hora silenciosa. Somos autistas todo el día, todos los días. Necesitamos acciones concretas y no cosméticas.
Necesitamos que el estado elabore políticas públicas para garantizar nuestros derechos y las acomodaciones necesarias para reivindicar nuestra dignidad mediante el estudio, el trabajo, el ocio y el goce. Queremos poder compartir un aula, una sala de cine, un transporte público, un parque o un restaurante sin que nos juzguen por nuestras estereotipias, nuestra imposibilidad de sostener la mirada en una conversación o nuestros movimientos involuntarios para regularnos sensorialmente.
La comunidad autista adulta rechaza las políticas eugenésicas y las representaciones negativas del autismo. Queremos que sepan que estamos orgullosos de ser autistas. La humanidad necesita la neurodiversidad que brindamos las personas autistas, al igual que necesita la biodiversidad .Atrás quedaron los tiempos del modelo médico que culpa a las personas autistas por ser como somos y bienvenido sea el modelo social de la discapacidad.
Porque la responsabilidad de inclusión siempre es del sistema y de la sociedad, no de las personas que nos salimos de la norma. Las personas autistas adultas existimos y resistimos. Andrea Cukier, autista diagnosticada a los 37 años”.