“Ya estamos a mitad de camino” y “esta vez el esfuerzo va a valer la pena” sintetizaron los argumentos con los que el Gobierno pretende dar batalla a las presiones para evitar el ajuste del gasto público.
Casi al borde pero sin caer en la trampa de “lo peor ya pasó”, el presidente Javier Milei aseguró ayer que “estamos a mitad de camino”. En pocos meses se avanzó la mitad del duro recorrido para bajar la inflación y estabilizar la economía. Pero todavía falta la otra mitad. Y es ahí donde, con la excusa de anunciar el resultado de las cuentas públicas que por primera vez en casi 20 años vuelven a mostrar superávit financiero, el mandatario hizo una firme ratificación del rumbo.
A pocas horas de la marcha que promete ser multitudinaria y transversal por el recorte al presupuesto universitario, el mensaje fue nítido: el superávit no se toca. Es más, definió el resultado positivo de 0,2% del PBI (unos $275.000 millones) como un “milagro económico” que responde más a la “motosierra” que a la licuadora. Acompañado del ministro de Economía, Luis Caputo, el presidente del Banco Central, Santiago Bausili, el vicepresidente de la entidad, Vladimir Werning, y el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, la frase pareció responder las críticas que desde hace meses llegan del mercado y que, en los últimos días, se escucharon de boca también del ex ministro Domingo Cavallo o el economista Carlos Rodríguez, en algún momento referentes para Milei.
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