SOBREVIVIENTE DE LA TRAGEDIA

“Nadie pudo pensar jamás que podía suceder esto”

Graciela  Corvalán, una de las madres que acompañaba al grupo Soul Dance, contingente que sufrió el fatídico accidente en la Cuesta de los Terneros el pasado 25 de junio, en el que murieron 15 personas, hizo un repaso de la traumática experiencia que les tocó atravesar y agradeció la contención dispensada por los sanrafaelinos.

Respecto de cómo retornar a la vida habitual dijo que “hay que tratar, por lo menos intentarlo, han pasado pocos días de esto, pero lo estamos intentando”

Relató que la mayor parte de los chiquitos viajaban con sus padres y sólo algunos adolescentes lo hacían acompañados por familiares, el resto estaba a cargo de los profesores.

La decisión de ir a Las Leñas la habían tomado en el transcurso del fin de semana, para desde allí directamente regresar a Buenos Aires, el domingo 25,

En relación a las condiciones del viaje mencionó que “fue perfecto todo, inclusive la ida a Las Leñas, por lo que jamás se nos pudo pasar por la cabeza que pasaría esto. No hubo en el transcurso del viaje actitudes de los choferes que nos generaran preocupación. Ya en el camino del regreso, pero tampoco en principio nos había llamado la atención, pararon 4 o 5 minutos en la ruta para ver algo, pero pensamos que era normal. En esa oportunidad ninguno de nosotros bajó, porque los chicos ya habían comido algo, se habían sacado la ropa húmeda, la mayoría estábamos descalzos, con ropa liviana y la mayoría dormidos. Las que íbamos despiertas éramos las mamás. Después de esa parada el viaje siguió normal y en una de las curvas el colectivo acelera o lo aceleran, eso lo determinarán las pericias y se balanceó de un lado hacia el otro, pero demasiado, nos asustamos y empezamos a gritar. No pasó mucho tiempo y se produjo el accidente. Siguió acelerando y en la próxima curva volcó”.

La mujer relató que viajaba del lado del pasillo y su hija junto a la ventanilla, con la cabeza apoyada sobre sus piernas, del lado derecho del colectivo. El vehículo cayó sobre su lado izquierdo.

“Yo salí despedida por el pasillo, golpeo contra algo y cuando logro levantarme todo estaba desparramado por todos lados, goteaba gasoil por todas partes. Lo único que hice en ese momento fue buscar a mi hija. Había quedado entre dos asientos, la levanté y sólo tenía algunos golpes. Como pude la saqué del micro y le expliqué que tenía que volver a ayudar a la gente que estaba adentro”.

“La gente que venía llegando se acercó rápidamente a ayudar. Un señor muy amable cubrió a mi hija con su campera y volví a ayudar. Todo eran gritos de los adolescentes, los que habían podido salir, caminaban por la ruta como zombies”.

Graciela mencionó que no recuerda haber visto cinturones de seguridad en el vehículo.

“Lo único que puedo decir es que nadie pudo pensar jamás que podía suceder esto. No hubo nada en la forma de manejar que tuviésemos que reclamar. Recuerdo tal cual pasaron los hechos y no entiendo. Creo que hubo alguna falla mecánica. Los chicos que iban adelante creo que han comentado que escucharon entre los gritos nuestros a uno de los choferes decía que se cortaron los frenos”.

“Ya de regreso en Buenos Aires todo ha sido muy triste, el frente del estudio y la plaza de Grand Burg está lleno de velas y cartelitos en homenaje a los chicos”.

Graciela comentó que su hija está bien y que todos los sobrevivientes al accidente cuentan con apoyo psicológico.

“Con la gente de San Rafael no tengo más que palabras de agradecimiento, nos trataron como si fuéramos parte de su comunidad, nos protegieron. Inclusive seguimos en contacto con profesionales y con gente común con quienes hemos quedado como amigos a la distancia”.