En la primera edición del Panorama Nacional, Mario se refirió a Patricia Bullrich y sus estrategias para dispararle al oficialismo. El periodista habló de los reclamos que sin tregua hacen integrantes de la oposición y las exigencias que demandan respecto de la vacunación.
“Agotada la colección de críticas a las vacunas que nos llegan, las pocas que son, cuándo vienen, el lobby por Pfizer, y otros recursos gastados; hoy se pone en marcha el proceso de producción de la Sputnik Vida y el número de vacunados aumenta en forma esperanzadora aunque no hay que parar con los cuidados. Y mañana en la Cámara de Diputados, para cerrar todas las dudas y en forma pública, los responsables de los laboratorios proveedores contarán ante los diputados los detalles de los convenios y acuerdos que firmaron con el gobierno. Uno de los que pedían esa comparecencia, en nombre de la oposición, es el mal candidato para Córdoba Mario Negri. Mañana todos vamos a saber qué pasó con esto. Pero lo interesante marcando la mezcla de interna e incoherencia Cambiemita, es que diputados nacionales de ese espacio antes de la reunión del martes y orientados por Bullrich han firmado la ridícula presentación ante las Naciones Unidas denunciando el desmanejo de las vacunas, pidiendo que se activen las alertas tempranas frente a violaciones de los derechos humanos en el plan de vacunación. Como otra bomba de humo tal vez menos grave como la que le lanzó a su auspiciante Pfizer, Bullrich le pide a Michelle Bachelet que en su rol de alta comisionada para los derechos humanos, revise el plan nacional de vacunación que no cumple los estándares mínimos de respeto y protección de los derechos humanos de todas las personas. Reclamando por los principios de transparencia, participación, rendición de cuentas, igualdad y no discriminación. El manotazo de ahogados lleva el gancho de varios legisladores de Juntos por el Cambio, que mañana van a conocer los manejos de las vacunas en la voz de los proveedores. Bullrich y derechos humanos en la misma oración constituyen un oxímoron y se acerca a una suerte de fallida autocrítica sobre su propio pasado cuando señala que los argentinos no tenemos “ni respuestas, ni transparencias”.