Por Daniel Corujo -
Las exageradas palabras del presidente de la AFA "Chiqui" Tapia en un victimizado "todos están contra nosotros", pone a esta selección en una posición muy similar a a la gloriosa de 1986.
Aquella de Carlos Bilardo llegó atacada por varios frentes, inclusive el político, cosa que a está que jugará en Rusia no le ocurre.
Las dos llegan al Mundial con un alto grado de "desamoramiento" de parte del hincha, salvo un par de excepciones. Aquella vez Diego Maradona. Hoy Lionel Messi.
Además de la diferencia en lo político (Raúl Alfonsin, que luego los recibió en el balcón de la Casa Rodada, estaba muy lejos de posición del entrenador) este equipo de Jorge Sampaoli llega con una buena parte de la prensa criticando la forma de juego, a varios convocados y el nivel de los amistoso.
Aquella de Bilardo, también. Fue famosa la pelea del técnico con la "sección Deportes del diario Clarín", siempre aclaró Carlos. Y en especial con el periodista Horacio Pagani, a quien el entrenador bautizó como "Garpani". El duelo lo ganó el "Narigón".
Ahora algunas diferencias. Sampaoli no sale enfrentar públicamente al periodismo. Tampoco tiene ni la personalidad ni el carisma futbolero de Bilardo para hacerlo y bancarselo.
Otra diferencia. La más importante. La que resulta clave.
Aquella selección del 86 (que tambien impuso algunos caprichoa al DT, pero no tanto) tenía caudillos dentro y fuera de la cancha.
Diego Maradona, Oscar Ruggeri Jorge Burruchaga y Jorge Valdano eran los tipos que se ponían al hombro el equipo. Y todos en un nivel alto de sus carreras.
Esta selección tiene sólo, con esas características, a Javier Mascherano y en el final de su carrera.
Si los parecidos prevalecen a las diferencias, tal vez a, está Argentina que no llega como favorito (y los jugadores lo hacen saber, error!) pueda llegar al último día y levantar la Copa del otro lado del mundo.
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