Luego del temporal que dejó más de dos mil familias con problemas habitacionales, calles y rutas destrozadas, barrios arrasados por el agua y el barro, el Colegio de Arquitectos de Comodoro propone abocarse a la concreción de las 3 R: reparar, reconstruir y refundar a la ciudad.
Comodoro soportó en 9 días más de 360 mm de lluvias que otrora, precipitaban en 4 años o más. El barro que tapo centenares de casas lo transportó el agua, pero lo creamos nosotros mismos con nuestras propias incapacidades. Improvisados campamentistas petroleros devenidos en constructores de una ciudad a la que nunca le prestamos la debida atención.
Ciudad que no sólo nunca encontró una planificación adecuada, sino que esa misma ausencia de planificación permitió que las necesidades y vivezas criollas, mejor dicho comodorenses, se tradujeran en usurpaciones que crecieron bajo el ala de una clase dirigente cómplice que, en vez de sancionar el desorden y la ilegalidad, amparó asentamientos a cambio de favores, mejor dicho: contraprestaciones electorales. Siempre lo mismo.
El agua y el barro, para muchos, no sólo se llevó lo material. Una vivienda puede ser una casa pero también puede ser un hogar. La casa es material, pero el hogar es el lugar de reunión, en torno a la fogata, el lugar en donde elegimos rodearnos de seres queridos que, habitualmente, definimos como familia.
El agua y el barro se llevó mucho de lo material. Sí, es cierto. Pero arrasó con lo más preciado que tiene cualquier sociedad: el recuerdo familiar, nuestro pasado, en definitiva, el esfuerzo de generaciones que nos precedieron en el armado de nuestro lugar, de nuestra ciudad.
Pocos vemos por estas horas a Comodoro como nuestra casa. Muchos son los que evalúan dejar la ciudad y buscar otros horizontes porque, escuché decir por ahí: “acá ya no se puede vivir…y encima, éste temporal! Olvidate…!
Serán como esos hijos que, enojados con los padres, entienden que la solución a sus problemas es dejar el seno familiar cuando, en realidad, con los años, se dan cuenta que es justamente ese seno familiar el que siempre está: en la buenas, pero también en las malas. El hogar es quien te contiene. Tu casa no sólo son ladrillos y hormigón o chapas y maderas; es lo que sabemos construir en su interior. Es la armonía, en definitiva, nuestro refugio.
Mucho de eso se ha perdido. Recién comenzamos con el día después. Es cuando nos preguntamos: ¿y ahora…? ¿Qué hacemos?
Contacto con el Arq. Pablo Malerva presidente del CACH para “Estación Alfa”:
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