RODOLFO BRACELI RECUERDA A QUINO MENDOZA

QUINO, un genio contado por otro

“Andan diciendo los diarios, las revistas, las radios y la televisión que falleció. Y no”, dijo con absoluta convicción Rodolfo Braceli, otro inmenso mendocino poeta, ensayista, novelista, dramaturgo, cineasta y periodista argentino quien además se dio el lujo de ser el entrevistador por excelencia de Joaquín Salvador Lavado, “Quino”.
“La primera vez que lo entrevisté fue en el año 67 para el diario Los Andes y descubrí que no le gustaba el fútbol –recordó. Era un hombre inoculado por la vacuna de la timidez y acordamos que cuando no tuviera palabras para responder lo hiciera con un dibujito y me contestó varias preguntas así. Su esposa Alicia nos sacaba de esos silencios densos. Luego con el tiempo fue saliendo de a poco, de lo que él llamaba el corset espantoso de la timidez”.
Braceli contó que Quino siempre supo que lo único que le interesaba era dibujar, desde chico. “Cuando era un niñito su mamá compró una mesa de madera de álamo clara, Quino se subió y de panza comenzó a dibujar. Su mamá se lo permitió si la limpiaba todos los días e iba a la escuela para poder escribir en los globitos. Por eso Quino fue a estudiar”.
“Quino era un tipo lúcido y analista de nuestra realidad y nuestro tiempo. Metía el dedo en nuestra llaga: el doble discurso y la hipocresía.
“Tenía una mirada exigente de este mundo y la reflejaba a través de Mafalda, esa niñita extraordinariamente feroz que metía todos los días ese dedo en la llaga denunciando la falsedad de esta sociedad pacata”.
Bracelli habló del amor de Quino por Mendoza, “la otra Mendoza, la que ama la poesía, el teatro y la música, sus bodegas y el vino. No la Mendoza conservadora que no tiene nada que ver con su humor ni su personaje”, dejó en claro el escritor.
“Se mueren los que estaban muertos –terminó diciendo Braceli- y Quino es un ser que sigue respirando de otra manera y no le va a costar nada seguir estando porque sus personajes y su humor están latiendo todo el tiempo”.