La soledad del cerro engendra hijos fantásticos, criaturas en las que se manifiesta alma de los valles y el espíritu de la montaña.
La soledad del cerro engendra bestias tan feroces como el desasosiego del alma humana, deidades tan humanas como la ausencia de los dioses. De esta soledad del cerro nacieron el Llastay y el Coquena, la soledad de la puna llama Llastay a lo que la soledad de los valles llaman Coquena. Dos nombres para una misma soledad o quizás dos maneras distintas de nombrar el misterio de la soledad cerrera.
Tanto el Llastay en Tucumán, Catamarca, San Juan y La Rioja, como el Coquena en Salta y Jujuy, no sólo protegen animales sino que también les indican el rumbo cuando lo han perdido: ¿Cuánto ganado perdido ha sido guiado por el Coquena? Aunque la leyenda señala que por las noches del cerro, el Coquena conduce rebaños cargados de oro y plata.
¿Cuántas ofrendas al Llastay habrán contado las noches de cacerías de los calchaquíes? ¿Cuánto maíz, coca, chicha, yerba y tabaco se le habrá ofrecido al dueño de las aves y protector de los guanacos y llamas, a cambio de una caza próspera?
Tanto al Llastay como el Coquena se les pedía protección: que les evitara el apunamiento, que los salvara de la inclemente tormenta del cerro.
Llastay, misterioso espíritu: ¿cómo has conseguido ser el dueño de las aves?
¿Cómo has logrado, Llastay, ser el dueño de esos cantos que por siglos se disputaron la aurora y el corazón humano?
Dicen que el Llastay posee una flauta de húmero de cóndor que toca por las mañanas desatando la algarabía de los pájaros
Aunque Lafone Quevedo sostenía que más que el dios tutelar de las aves, el Llastay es una especie de Dios de la llanura
Además de proteger al cóndor y otras aves, se dice que el Llastay custodia guanacos, llamas y vicuñas.
El Llastay es el hijo de la Pachamama y por encargo de ella debe cuidar los animales silvestres.
“Respeta las plantas y los animales, no mates sin piedad mis aves, ten corazón, hombre cruel, teme el castigo sino obedeces”
Adán Quiroga afirma que el Llastay y La Pachamama parecen gemelos de la tradición religiosa de los Calchaquíes
Pachamama, madre de los cerros, predomina en su Calchaquí montañoso, en cambio el Llastay es el hijo de la madre de los cerros y hermano de los vientos, es sólo un numen de llanura que protege sus animales
Llastay es enemigo de los cazadores que depredan la fauna y matan las crías
Viejo Llastay, los cazadores invocan tu nombre!
Los cazadores invocan tu nombre porque sino no serán felices, se apunarán en los cerros, y la caza será un fracaso...
Llastay, un poco de vagabundo de los bosques y un poco de pequeño dios de la llanura
El Coquena es el mismo mito que en Tucumán, Catamarca, San Juan y La Rioja, llaman el Llastay, pero se lo llama coquena en Salta y Jujuy, también se lo considera el protector de las vicuñas y los guanacos
Cazando vicuñas anduve en los cerros
Heridas de bala se escaparon dos.
No caces vicuñas con armas de fuego;
Coquena se enoja, - me dijo un pastor.
El Coquena se enfurece cuando se cazan vicuñas con armas de fuego y castiga ferozmente a los depredadores
¿Por qué no pillarlas a la usanza vieja,
cercando la hoyada con hilo punzó ?
¿Para qué matarlas, si sólo codicias
para tus vestidos el fino vellón ?
No caces vicuñas con armas de fuego,
Coquena se venga, - te lo digo yo
¿No viste en las mansas pupilas obscuras
brillar la serena mirada del dios ?
La memoria de los cerros recupera el misterioso silbido del coquena
¿Tú viste a Coquena ? - Yo nunca lo vide,
pero si mi agüelo, - repuso el pastor ;
una vez oíle silbar solamente
y en unos tolares, como a la oración.
Muchos pastores que han visto al Coquena coinciden en que es un hombre pequeño, de rasgos indígenas, vestido con un poncho humilde de vicuña, de ojotas y cubre su cabeza con una gorra indígena
Coquena es enano ; de vicuña lleva
sombrero, escarpines, casaca y calzón,
gasta diminutas ojotas de duende,
y diz que es de cholo la cara del dios.
Es extraño hallar al Coquena, pero si se advierte su presencia debe tomárselo como un presagio nefasto. Dicen que sólo se lo puede ver unos segundos, ya que al ser sorprendido, inmediatamente se transforma en espíritu
De todo ganado que pase en los cerros
Coquena es oculto, celoso pastor;
Si ves a lo lejos moverse las tropas,
es porque invisible las arrea el dios.
Se enoja el Coquena, si percibe que los arrieros cargan demasiado a sus llamas
Y es él quien se roba de noche las llamas
cuando con exceso las carga el patrón.
Coquena premia con monedas de oro a los buenas pastores y castiga irremediablemente a quién maltrata al animal del que él es protector.
Hermano del viento, el Llastay es hijo de la Pachamama, tal es así que por su encargo debe cuidar los animales silvestres.
Aunque ante todo, el Llastay es hijo de la montaña, de sus soledades crónicas de piedra y nieve, de sus ríos salvajes y secretos, de sus manifiestos de lodo, de sus conversaciones de nubes y tormentas
El calchaquí que alcanzaba los cerros, estaba tan acechado por dioses y de abismos que necesitaba la presencia de un numen propicio y bondadoso que le evitara la desgracia y lo ayudara con la caza. Aunque también los calchaquíes consideraban que el viento zonda era un castigo del Llastay al cacique Huampi por las matanzas de animales que él y sus cazadores realizaban:
“Te busco a ti mal cazador de mis aves, eres cruel y despiadado con mis pobres animales. Nada acá es tuyo, mal indio. Tú vives en estos hermosos valles y debes cuidar lo que Pachamama te ha dado para vivir”
Don Félix Coluccio advierte que antes de salir a cazar se hace una junta de gentes o kachakuna, en la cual se invoca la protección del Llastay
LOCUCIÓN: S.M. TOVARICH
ACTOR: OSCAR NAYA, INTERPRETA EL COQUENA DE Juan Carlos Dávalos.
PRODUCCIÓN: FABIANA ÁLVAREZ
EDICIÓN ARTÍSTICA: CELSO MIÑO
AUTOR: PEDRO PATZER
Etiquetas: Salamancas y caminos