A un año del ataque terrorista de la milicia palestina Hamas y otros grupos armados contra Israel, en el que mató cerca de 1200 personas y secuestró a otras 250, entre ellos una veintena de argentinos, el Ejército israelí continúa su guerra en la Franja de Gaza y se expandió a nuevos frentes mientras el gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu insiste en que el país "tiene el deber y el derecho de defenderse".
Las imágenes de los violentos ataques de Hamas se viralizaron en redes sociales mientras los terroristas aún se encontraban en territorio israelí, principalmente en el sur del país, a donde ingresaron desde la Franja de Gaza.
El propio grupo islamista difundió videos en los que mostraba la captura de rehenes, así como el asesinato de israelíes, en su mayoría civiles, en lo que representó además la mayor falla de seguridad para el país desde su fundación.
Los primeros golpes orquestados por Hamas tuvieron como objetivos los kibutzim (antiguas granjas colectivas y pequeños emprendimientos productivos) del sur de Israel. Kfar Aza, Be'eri, Nahal Oz, Magen fueron algunos de los lugares atacados.
En tanto, más al centro de Israel, el grupo islamista atacó a los jóvenes que asistieron al festival de música electrónica Nova, celebrada a cinco kilómetros de Gaza.
El brazo armado de Hamas, las Brigadas al Qassam, denominaron al ataque terrorista "Diluvio de Al Aqsa", en alusión a la mezquita que se encuentra en Jerusalén y es el tercer lugar más sagrado para los musulmanes.
Otros videos difundidos en redes sociales mostraban los cadáveres de varias personas vestidas con uniforme militar, así como automovilistas y pasajeros muertos en una autopista.
En respuesta al ataque del 7 de octubre, en las horas siguientes, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, declaró que Israel estaba "en guerra" y que el objetivo era eliminar a Hamas, en el poder en Gaza desde 2007, y desató una campaña de ataques aéreos y terrestres en la Franja de Gaza.
Desde entonces, controla el territorio así como los pasos fronterizos, incluido el de Rafah que limita con Egipto.
Netanyahu y Benny Gantz, uno de los líderes de la oposición, acordaron formar un "gobierno de emergencia" y un gabinete de guerra para dirigir la respuesta a los ataques, menos de una semana después de que estos se produjeran. Los mismos estaban y aún continúan abocados plenamente a cuestiones militares.
El principal líder opositor, Yair Lapid, no formó parte de la alianza y Gantz renunció al gabinete de guerra en junio de este año por considerar que el gobierno no presentaba una propuesta para terminar la guerra.
El resto del Gobierno de coalición de Netanyahu -liderado por su partido Likud e integrado por un conjunto de partidos de derecha y nacional-religiosos- seguirá en sus puestos dedicados a los asuntos cotidianos no relativos a la respuesta militar.
Doce meses después del mayor ataque contra Israel desde la creación de su Estado, casi un centenar de rehenes siguen en manos de Hamas, de los cuales treinta de ellos estarían muertos, según Israel.
El Ejército israelí continúa sus operaciones en el enclave palestino sin perspectiva de un acuerdo de cese al fuego.
La única instancia de ese tipo se celebró la última semana de noviembre, cuando Israel y Hamas acordaron el intercambio de más de un centenar de rehenes israelíes -también fueron liberadas personas con otras nacionalidades que habían sido secuestradas- por presos palestinos que estaban detenidos en cárceles israelíes. El acuerdo también contempló el aumento del ingreso de ayuda humanitaria al enclave palestino.
Inicialmente, la tregua fue pactada para cuatro días, pero luego fue prologada a una semana con la mediación de Estados Unidos, Qatar y Egipto.
Otro plan de cese al fuego fue presentado por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, el 31 de mayo de este año, el cual fue aprobado como resolución de Naciones Unidas el 10 de junio. Sin embargo, las partes han enviado mensajes encontrados respecto a una posible aprobación.
Los familiares y amigos de los rehenes, así como ciudadanos en general, se han manifestado los sábados para pedir al gobierno un acuerdo de cese al fuego. Otro porcentaje de familiares, más minoritario, estima que la vía militar es la única opción posible y descree de una salida negociada.
Además, estas negociaciones han pasado a un segundo plano desde que Israel decidió responder a los ataques del grupo terrorista libanés Hezbollah, el cual -con apoyo del gobierno de Irán- ha lanzado cohetes al norte israelí desde el 8 de octubre pasado en "solidaridad" con los palestinos de Gaza.
Esto ha provocado el desplazamiento de al menos 60 mil personas que vivían allí hacia otras partes del país.
La devolución de los rehenes que aún están en Gaza, así como el regreso de la población del norte del país hebreo, son dos prioridades de guerra para el gobierno de Netanyahu.
En un año de guerra, cerca de 42.000 personas murieron y más de 96 mil resultaron heridas en la Franja de Gaza, según el Ministerio de Salud del enclave, y cuyos datos son considerados fiables por Naciones Unidas.
En mayo de 2024, Netanyahu declaró que de un total de 30.000 muertos que había entonces, 14.000 eran combatientes y 16.000 civiles.
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