El programa de Protección a Testigos e Imputados quedó en una posición crítica a raíz de que un hombre -Gustavo Torrent- que debía cuidar a una víctima cometió irregularidades, abusos y coacciones, contra una mujer que se atrevió a dar su testimonio en el juicio contra el clan Ale. “Yo entré en 2014 por ser testigo en dos causas, una por trata de personas y la otra en contra del clan Ale. En teoría son los encargados de proteger todo lo que tenga que ver la reinserción, desde salir de la provincia hasta un cambio de identidad y todo lo que la seguridad conlleve hacia una de las familias. En mi caso eso no sucedió porque el operador encargado hoy denunciado, y gracias a Dios investigado, decidió ayer un abuso tremendo hacia nosotros. Llevó a que un año después yo renuncie al programa de protección de testigos”, dijo la testigo de quien no se puede revelar su identidad por seguridad.